El País Colombia

El secreto de Elena Ferrante

Santiago Gamboa

No hay duda de que el novelista en lengua italiana más exitoso de la actualidad es la misteriosa Elena Ferrante, autora de un soberbio cuarteto narrativo llamado Dos amigas, que comienza con La amiga estupenda, sigue con Un mal nombre, continúa con Las deudas del cuerpo y acaba con La niña perdida. La primera novela se publicó en el 2011, y a partir de ahí el cuarteto ha ido ganando lectores y países hasta convertirse tal vez en el más importante best seller culto de la actualidad. Baste mencionar que el primer tomo en inglés, publicado en EE.UU. por Europa Editions, estuvo varios meses en el Top 10 del New York Times y fue finalista del Booker International. En Francia y Alemania es un fenómeno, lo mismo que en las 30 lenguas que han comprado sus derechos, incluido el español.

Lo primero que quiero decir, para quien no lo sabe, es que Elena Ferrante es un pseudónimo, lo cual ha dado pie a todo tipo de rumores. Se ha llegado a decir algo insólito y es que son los propios editores quienes escriben los libros, es decir Sandro Ferri y Sandra Ozzola, propietarios de Edizioni e/o, la editorial que, gracias a este y otros éxitos, se ha transformado en el sello culto y de moda en Italia. ¿Serán Ferri y Ozzola los autores? No lo creo, pues basta leer unas pocas páginas para darse cuenta de que se trata de una autora nacida en Nápoles, en un barrio popular, algo que no corresponde con la vida de los editores. Hay algo fundamental y es que se trata indiscutiblemente de una mujer, nacida alrededor del año 1946, como sus personajes, con una formación muy sofisticada. Con esto puede bastar, pues, al fin y al cabo, ¿qué importancia tiene quién sea el autor? Sus libros son importantes, como lo son los de Pynchon o Salinger, otros escritores que decidieron no hacer pública su vida.

Decía que son libros importantes, claro, porque en ellos se regresa a ese inmenso placer de las largas sagas familiares en las que el lector ve crecer y hacerse cada vez más complejos a los personajes, acompañándolos en ese periplo vital que consiste en salir del universo de la casa al del barrio, y luego del barrio a la ciudad, ya en el alta mar de la vida, ese lugar que nos atrae e intimida pero que es el destino de toda persona que nace en una urbe, allá donde, además, se encuentra ese inquietante ‘otro’ que no nos conoce ni sabe nuestro origen, y en el caso de las novelas de la Ferrante aún más, pues este movimiento se inicia en un pobrísimo barrio popular de periferia, con personajes que son hijos de zapateros y tenderos, y que discurre hacia el centro y hacia el mar, con una Nápoles cambiante, pues el lector asiste también a la transformación de la ciudad y conoce desde adentro sus contradicciones y dolores, el modo en que sus habitantes aman, sufren y mueren.

Todo desde la perspectiva de Elena Greco, una de las dos amigas. La otra es Rafaella Cerullo, la hija del zapatero. Dos niñas, luego dos adolescentes y al final dos mujeres cuya amistad es un peso y a la vez un intenso milagro, pues se adoran y se odian, se ayudan y se hacen daño, se vigilan y se protegen. Y en torno a ellas la vida de quienes Elena llama “la plebe” y que son ellos mismos, su familia y las de sus amigos y vecinos, y las extrañas reglas de la hombría en una sociedad anclada en el pasado y que lucha por encontrar un lugar en el presente.