Noir Magazine

EL ACIERTO DE LO FEMENINO

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Que si es él, que si es ella, que si son varios… ¡Basta! Elena Ferrante es un seudónimo, eso es lo único que sabemos. Es alguien que decidió ocultarse y toda la crítica está girando en torno a especulaciones de quién puede ocultase debajo. Respetemos el anonimato de un autor/a del que no sabemos nada para ir a lo verdaderamente relevante que es su producto, sus libros.

Cuando alguien como Ken Follet exclama “¡Maravilloso!” suelo poner cara de asco, lo reconozco. Para mi es como ver a un dinosaurio montado en el dólar, sintiendo superioridad al dar limosna. Sin embargo, la saga napolitana Dos amigas de Elena Ferrante cuenta con una gama de fans de lo más variopintos que van desde James Franco hasta Juan Marsé. Hablamos de un fenómeno de ventas en novelas eminentemente literarias. Eso no suele ocurrir a menudo. Estamos acostumbrados a que los best-seller internacionales sean productos prefabricados, a veces de género, a veces no, pero siempre fáciles y entretenidos. Se me desfrunce el ceño cuando aparco la snob que hay dentro de mi –la que a veces me sorprende con la falacia de “si es exitoso no es verdaderamente bueno”– para abrazar a una lectora más humana que es imprescindible para enfrentarse a estas cuatro novelas.

Con «Rino me llamó esta mañana, pensé que iba a pedirme más dinero y me preparé para decirle que no. El motivo de su llamada era otro: su madre había desaparecido.» arranca, en La amiga estupenda, el flashback de una relación de amistad que ha durado 60 años. El estilo de Elena Ferrante es sencillo y por ello accesible. Eso ha sido un gran aliado en la denominada #fiebreferrante que se ha importado del #ferrantefever americano. La trama va de la mano de una prosa madura pero que no eclipsa lo que verdaderamente le interesa: desarrollar una magistral psicología de personajes.

Sí, el argumento es importante pero no a modo de folletín sino del mismo modo que lo era para Tolstoi o Elsa Morante, una de las influencias más nombradas por todos los críticos. El tándem conformado por Lenú (Elena Greco) y Lila (Raffaella Cerullo) es antagónico y funciona como las dos caras de la feminidad o una división apolínea y dionisiaca de ésta. La narradora de las novelas, Lenú, es escritora, culta, práctica y empática y siente una fascinación por la inconstante, pasional, inquieta y agitada Lila. Su relación evolucionará muchas veces por el entorno social, la competitividad sexual, intelectual o incluso doméstica. Así el estilo literario de Ferrante aleja el foco en recargar su estilo para potenciar ser visceral, verosímil, auténtica y directa. Su voz narrativa será sobria y culta como Lenú pero procurará siempre describir el entramado emocional desde dentro, visceral, como Lila. La lucidez de esta esta reversión del contenido sobre el continente es una de las claves de su éxito.

Girando su artículo alrededor del anonimato de Elena Ferrante, Patricio Pron acertaba al decir que el tema de la tetralogía Dos amigas es «qué significa ser una escritora en un momento histórico en el que la comercialización del autor tiende a convertir la potencia disruptiva de la literatura escrita por algunas mujeres en producción destinada a otras mujeres y centrada en una sentimentalidad y una intimidad que una cultura todavía masculina considera esencialmente un patrimonio de ellas.». La tensión argumental de éxito, ambiciones y vida que Lila y Lenú viven es una legitimación del papel de la mujer en el mundo de las letras –y en mundo en general– a lo largo de estos 60 años. Es decir, la literatura escrita por mujeres no atañe solo a mujeres.

Quiero pensar que un éxito de mercado de estas características significa que el encasillamiento de “literatura femenina” está desvaneciéndose y ya no es necesario. La elipsis de autoría bajo un seudónimo femenino también revierte sobre esa idea y la fortifica. Si es mujer u hombre da igual porque la autoría no es el centro sino la oda a la amistad que odia, la amistad que compite, la amistad que pese a eso se quiere. Así que dejadme recomendaros algo, mientras todo el mundo esté hablando de lo cool de no saber quien es Elena Ferrante, como cuando otros aparecían con bolsas de papel en la cabeza, coged sus libros y dejaros llevar. Os costará encontrar personajes tan bien hilvanados psicológicamente como las dos amigas.

Por Marina L. Riudoms